Acerca del coleccionismo.
El coleccionismo siempre ha existido y es algo apasionante, la satisfacción de lograr conectar emocionalmente con artículos históricos (la historia general y/ó tú historia personal), artículos que marcaron un momento y que por tal cualidad trascienden el valor material.
Parte importante de un artículo coleccionable es su estética, funcionalidad y calidad apreciable, lo que los convierten también en posibles inversiones para generar ganancias. Es un placer conocer y aprender sobre estos artículos, así como de sus creadores, las motivaciones, condiciones, limitantes y el proceso creativo para lograrlos a cabo.
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Estos objetos poseen una conexión especial con el pasado, y coleccionarlos es una experiencia enriquecedora y gratificante.
Y es que la riqueza cultural que es compartida por medio de estos objetos amplifica en el coleccionista su sentido de pertenencia, evoca a la nostalgia y a la melancolía, convirtiendo la actividad de coleccionar en una acción de preservación de obras de alto valor histórico y cultural.
El coleccionista decide si coleccionar de forma categorizada o de manera ecléctica, y ya sea que decida acumular o seleccionar, su colección habla mucho de su personalidad. No somos seres estáticos, evolucionamos, nos adaptamos, corregimos y mejoramos, y es a la par de nuestra evolución personal que nuestras colecciones también lo hacen.
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Una característica destacable del coleccionar es poder abrir nuestra mente y entrar en contacto con la diversidad, la inclusión y la cultura. Más que coleccionables son el testimonio y legado de una generación y de una memoria colectiva.
Coleccionar te lleva a compartir y divulgar el trabajo de artistas que anteriormente desconocías, es la puerta para acceder a nuevos géneros con su respectivo choque de ideas.
El coleccionismo es motivación para formar parte de comunidades basadas en intereses compartidos, comunidades donde se comparte expresiones creativas en base a obras que trascienden el tiempo. Y en conjunto, la totalidad de estas expresiones enriquecen nuestra comprensión del mundo.
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El coleccionismo es también una inversión sofisticada y a menudo lucrativa, lo que comienza como un pasatiempo sucede que llega a convertirse en una inversión tradicional. Una opción a considerar como alternativa a la inestabilidad ante mercados fluctuantes. Ejemplo de inversiones sólidas son el arte, las antigüedades, los autos clásicos, los relojes de lujo.
La educación y especialización es la clave, es necesario entender el mercado, conocer la historia, la procedencia de los objetos, las tendencias. Además que en el proceso aprendes a desarrollar la virtud de la paciencia, para saber añejar. El coleccionismo es también una expresión de los valores, intereses y pasiones del coleccionista. Siendo los museos, bibliotecas, exposiciones y las colecciones privadas, sitios de preservación cultural: lugares que transmiten conocimiento y belleza.
Coleccionar conecta a las personas, fomenta el aprendizaje y desarrolla la apreciación del conocimiento y su significado.
El coleccionismo es una puerta abierta al mundo, una invitación a explorar y apreciar la riqueza de la experiencia humana. Un proyecto personal, de autoconocimiento, que reside su encanto en la diversidad, que se acopla a todos los presupuestos y que motiva a querer superarte.
No es una tendencia, es una actividad arraigada a la humanidad. Desde la prehistoria, nuestros antepasados coleccionaban objetos con alto valor estético, con valor ritual, todos ellos objetos con singularidades que ayudaron a desarrollar el intelecto y el pensamiento crítico.
También es posible coleccionar objetos sin un valor económico específico, como ejemplo las conchas de mar, plantas o insectos.
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Cuando un ser humano (en épocas prehistóricas) se dijo con su limitado lenguaje “este objeto es importante, lo voy a conservar, clasificar y agrupar con otros objetos de características similares”, allí nació la actividad de coleccionar.
Dichos artículos se convirtieron eventualmente en relatos y, en fragmentos de historias y civilizaciones.
¿Qué es nuestra memoria si no una colección de recuerdos?
Coleccionamos desde la infancia, y las colecciones suelen irse en favor de algo más sofisticado, pasan las décadas y los recuerdos quedan sepultados, de allí el valor que dichos artículos poseen al ser un medio para acceder al desbloqueo de tales memorias.
Cualidades clave que desarrolla la actividad de coleccionar son la perseverancia, el esfuerzo, la tolerancia a la frustración, así como el desarrollo de habilidades de agrupación, investigación, ordenamiento y clasificación.
Coleccionar requiere propósito y límites, por eso es necesario definir un presupuesto, designar y acondicionar un lugar físico, así como enfocarte para no acumular.
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En un mundo cada vez más digitalizado, el coleccionismo nos recuerda el valor de lo tangible, de la importancia de encontrar una pasión que te motive a explorar, aprender, construir y compartir.
Beneficios de coleccionar son la estimulación intelectual, la gestión del tiempo, la planificación y el aumento en tu propia confianza y autoestima, la sensación de bienestar, satisfacción y logro, así como un sentido de pertenencia, la buena comunicación e intercambio de experiencias, control de impulsos, la responsabilidad, la veracidad, la personalización, todos ellos valores necesarios para lograr LA AUTOREALIZACIÓN. Características fundamentales que todo ser humano debería aprender a desarrollar desde su niñez.
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El coleccionismo es una actividad que va más allá de simplemente acumular objetos; es una forma de conectarse emocionalmente con el pasado, preservar la cultura y compartir conocimiento. En resúmen, esta es la parte positiva de coleccionar:
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Conexión emocional y cultural: Coleccionar artículos históricos y nostálgicos nos permite revivir momentos significativos y apreciar su valor más allá del material.
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Estética y funcionalidad: Los artículos coleccionables no solo tienen valor histórico, sino también estético y funcional, convirtiéndose en posibles inversiones.
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Diversidad y aprendizaje: El coleccionismo abre nuestras mentes a la diversidad, la inclusión y la cultura, permitiéndonos descubrir nuevos artistas y géneros.
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Comunidades y compartir: Formar parte de comunidades de coleccionistas permite compartir y divulgar trabajos creativos, enriqueciendo nuestra comprensión del mundo.
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Inversión: El coleccionismo puede ser una inversión sofisticada y lucrativa, adquiriendo y comerciando objetos como el arte, las antigüedades y otros artículos deseables.
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Educación: Requiere entender el mercado, la historia y las tendencias, desarrollando virtudes como la paciencia.
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Preservación cultural: Museos, bibliotecas y exposiciones son sitios clave para la preservación cultural, transmitiendo conocimiento y belleza.
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Enriquecimiento personal: Fomenta el aprendizaje, la apreciación del conocimiento y el desarrollo de valores y habilidades personales.
El coleccionismo no es solo una actividad, sino una puerta abierta al mundo y una invitación a explorar y apreciar la riqueza de la experiencia humana.
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LA PARTE NEGATIVA DE COLECCIONAR.
El exceso, el recelo, la obsesión, la compulsión de acaparamiento y otros transtornos que en el mejor de los casos derivan en artículos empolvados, sin un valor específico, arrumbados u obsoletos. En el peor de los casos en creación de enemistades y/o la falta de atención a otros aspectos igual o más importantes en tu vida como lo son la familia, los amigos, tu salud o tu empleo.